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1997, una reforma que nunca olvidaremos

Sin futuro ni vejez

Hace 27 años que Ernesto Zedillo Ponce de León, un priista más en la historia, nos dejó un legado que condenó el futuro de los trabajadores, hablamos de la reforma en materia de las pensiones y su transición a los privados mediante las Administradoras de Fondos para el Retiro afores).

Antes de ese maldito año y ese nefasto señor, el sistema de pensiones era mucho mejor desde luego, teníamos -por si no lo saben las nuevas generaciones- la administración de nuestro dinero por parte del Instituto Mexicano de Seguridad Social, este pedía un mínimo de 500 semanas de cotización. Dependiendo de la edad en la que te pensiones, te otorgarán un porcentaje de la pensión que te correspondería (si esperaras hasta los 65 años de edad la pensión es del 100%), pago adicional anual de aguinaldo equivalente a un mes de pensión, la transmisión de pensión por viudez, la actualización de la pensión de manera anual de acuerdo a la inflación, el acceso a una pensión mínima garantizada y para determinar la pensión se tomaba en cuenta el salario diario promedio de las últimas 250 semanas cotizadas (aproximadamente 5 años) y el nivel salarial, siendo esta una pensión vitalicia. Si se tenía un ingreso menor, ya estaba asegurada la cifra $7,003.69 MXN mensuales para el 2023. Eso sin mencionar que la división de impuestos para el patrón, el trabajador y el Estado era otra.

Sí, parece algo irreal, una pensión que no dependía de dar la vida entera en una empresa, que bastaba con sólo 500 semanas cotizadas para tener una pensión mínima asegurada. Fue algo muy bueno que muchos de nosotros (incluidos este desafortunado escritor) no vamos a gozar.

Teniendo presente lo que era la ley de pensiones de 1993 es menester analizar la reforma de 1997, que supuestamente se implementó para que “muchos trabajadores se jubilaran” (sí, como no) en pocas palabras, el Estado dejó de administrar el fondo, la pensión ahora depende de lo que podamos ahorrar en todos los años que estemos laborando, eso sí, sino cubrimos un mínimo de 800 semanas, pues a rascarse con sus huesos, aparte de que existen tres formas de retiro: el primero es “el programado” nosotros decidimos cuando jubilarnos y la Afore donde estemos nos da el dinero y lo administramos nosotros, la segunda es “la vitalicia” (parece ser alguno “bueno”); pero esta depende del dinero ahorrado y se va a ajustar a lo que tengamos para toda la vida, es decir que si juntamos 2 millones de ahorro, pues es dinero será todo el que tengamos hasta la muerte y va a ser fileteado por la Afore, por último la pensión mínima garantizada que trata de que si de plano ni el salario mínimo tenemos ahorrado, el Estado nos da un sueldito mensual mínimo. Eso sí, lo único “bueno” es que a diferencia de la ley del 93 que la administraba el Estado, con la ley del 97 nosotros podemos elegir a nuestro verdugo y empresa a la que vamos a beneficiar.

Ya en el número 90 de FRAGUA habíamos hablado sobre las Afores, pero este tema vuelve a la mesa ahora con un último paquete de reformas que llegaró este 5 de febrero y dentro de ellas está la propuesta de reformar la ley de pensiones del 97; sin embargo, hay un gran pero, a pesar de que esto suena bastante bien, la verdad es que después de 5 años de gobierno, ya sabemos la gran mayoría que esta reforma será todo menos lo que era al inicio o como con la reforma de la jornada laboral de las 48 a 40 horas (algo más frío y abandonado que el recalentado en navidad). Además de que contamos con una “gran sorpresa”, priistas apoyando una reforma del Movimiento Regeneración Nacional. Esta reforma sólo se limita a incrementar la participación del Estado en la cuota de aportación para el retiro del trabajador… Realmente no es algo de lo que nos “podamos quejar”, pero sí hay que criticar que nuevamente se tiene más en consideración a los empresarios que a los trabajadores.

Puede saltar a la duda el ¿por qué? Y la respuesta es simple, primero porque el Estado se sostiene de todo lo que recauda de impuestos, sobre todo del Impuesto al Valor Agregado, del Impuestos Sobre la Renta y todas las variantes de impuestos que como trabajadores pagamos, sin olvidar que existe la condonación de impuestos a ciertos empresarios mexicanos, o que incluso algunos prefieren irse a juicio como Ricardo Salinas Pliego para no pagar y que otros pagan cuentas atrasadas… Entonces prácticamente el que el Estado participe más, significa que nuestros propios impuestos serán usados para financiar nuestra vejez…

Sí, realmente son así las cosas, por eso como Organización de Lucha por la Emancipación Popular impulsamos en nuestro programa mínimo de lucha varios puntos sobre los derechos laborales, pero concretamente proponemos que se abrogue la modificación a ley de pensiones del 97 y quede como sistema de pensiones la ley del 93, pero hacer esa misión requiere de impuestos, esos deben de salir de la bolsa del empresario que se hace millonario, por ello proponemos en otro punto de nuestro programa, el impuesto progresivo a la ganancia, entre más gane un burgués más impuestos debe pagar, nosotros como trabajadores ya pagamos impuestos, sostenemos las fortunas de los millonarios y nos financiamos prácticamente todo.

Estimado lector, si usted como yo se siente molesto, enojado o algo por el estilo, por el tema de las pensiones, no lo dude, ese sentimiento es de muchos que sabemos lo que se ha perdido y lo que necesitamos, al igual que usted (probablemente) estoy cansado de esperar un cambio, pero debo de advertir que ningún partido político electoral lo hará realmente, lo único que nos puede garantizar un mejor futuro es la lucha popular, organizada e independiente y le invitamos a sumarse si quiere saber más sobre sus derechos laborales a nuestra segunda escuela de derecho humanos laborales y sumarse con nosotros y enarbolar nuestras demandas, juntos luchar por la democracia popular y el socialismo.

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