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Crisis capitalista y la vigencia del marxismo leninismo

La crisis del capitalismo es cada vez más evidente y se refleja no solo a nivel nacional sino a nivel mundial, con las guerras, las deudas de los países, la pobreza, el cambio climático y un sinfín de problemas que parecieran van en aumento o simplemente no tienen solución. Algunos acusaban al neoliberalismo, política que privatizó empresas del Estado y enriqueció abruptamente a unos cuantos, de dicha crisis y quisieron cambiarlo por un modelo más humano (Estado de Bienestar) pero después de un tiempo regresaban al mismo punto y la crisis que creían iba a acabarse se mantenía.

Ejemplo de ello son los países de América Latina que han tenido gobiernos progresistas o lo que se ha conocido como la ola progresista, pero después de la quinta o sexta ola siempre regresaban a lo mismo sin solucionar el problema de manera definitiva.

Y es que lo que muchos no ven o se niegan a ver es que el origen de dicha crisis es el capitalismo, la forma en la que se produce en el sistema capitalista. Por más cambios de gobierno o cambios en el manejo de la inflación, inversiones públicas o privadas, revaluación o devaluación de la moneda, aumentos salariales, mientras no se arranque el mal de raíz la crisis continuará.

Karl Marx y Friedrich Engels explicaban este fenómeno desde 1848 y por más distante que nos parezca en el tiempo sigue manteniéndose vigente, pues la forma de producción no ha cambiado: una mínima parte de la población es dueña de los grandes medios de producción y la gran mayoría únicamente cuenta con su fuerza de trabajo para sobrevivir.

Las crisis en el capitalismo forman parte de la historia industrial que constantemente pone en riesgo las condiciones de vida y estructura del sistema capitalista, pero por sí solas no va a destruir el capitalismo como muchos creen, generalmente la burguesía busca sobreponerse a estas crisis de diferentes maneras, pero principalmente a través de las guerras, destruyendo una gran cantidad de fuerzas productivas o conquistando nuevos mercados.

Pero ¿por qué son inevitables las crisis económicas en el capitalismo? Marx nos explica que el principal objetivo de la producción en el capitalismo no es el satisfacer alguna necesidad o demanda, por el contrario, es obtener el mayor plusvalor posible. Nos explicamos, el trabajador al no contar con los medios de producción tiene que salir a trabajar para tal o cual empresa donde produce mercancías (ya sea un carro o un diseño para publicidad), pero esta mercancía no le pertenece a él como productor, sino le pertenece al dueño de la empresa que finalmente la venderá y de su venta obtendrá un plusvalor mejor conocido como ganancia. El empresario que no produjo la mercancía, pero que es dueño de los medios y materias primas para la producción de dicha mercancía se apropia de la ganancia o plusvalor y su objetivo es tener la mayor plusvalía posible.

Por lo tanto, en este sistema las necesidades del pueblo no determinan el nivel de producción, la producción de casas no está determinada por la cantidad de gente que requiere una casa, sino por el contrario la construcción de casas está determinada por la mayor cantidad de plusvalor que se pueda apropiar el empresario al construirlas.

Así se llega a la sobreproducción de mercancías impuesta al capitalista por las leyes que rigen el capitalismo y por el capitalista y su ambición de enriquecimiento al resto de la sociedad. La sobreproducción no la impone el consumo, pues el pueblo y sus ingresos limitados no le permiten comprar esas mercancías.

¿Qué pasa entonces con esas mercancías que no se pueden vender? El capitalista al vender sus mercancías obtiene cierta cantidad de dinero, pero no se lo queda en forma de dinero, lo vuelve a invertir en más maquinas, materias primas y pagos de salarios para obtener más plusvalor, o lo que en otras palabras se le conoce como la reproducción del capital. Por tanto, si la mercancía no se vende, no se realiza, pues no se obtiene de ella el plusvalor ni se recupera lo que anteriormente había invertido el capitalista en ella.

Pareciera entonces que por sí solo el capitalismo va a llegar a una crisis tal que su derrumbe sea inevitable, sin embargo ¿por qué no ha pasado? Pues resulta que la cosa no es tan sencilla y como lo decíamos al inicio, el capitalismo busca diferentes maneras de sobreponerse a las crisis como la guerra, destruyendo a los pequeños productores o capitalistas, conquistando nuevos mercados, destruyendo los medios de producción, algo que ha hecho durante todos sus años de existencia.

Lo único cierto es que el derrumbe del capitalismo es inevitable y ha sido él mismo el creador de su propio sepultador, el proletariado, el trabajador asalariado, el obrero, el oficinista, el maestro. Pero ¿cuáles son las condiciones para que se dé el derrumbe del capitalismo?

Es ahí donde debemos retomar a Lenin y sus aportes, él nos explica que para derrumbar el capitalismo es necesario que se den ciertas condiciones las cuales las dividía en dos. Por un lado, están las condiciones objetivas, las cuales son aquellas que materialmente hacen evidente la caída del capitalismo: la crisis económica, las condiciones deplorables de los trabajadores, las agudas contradicciones entre los más ricos y la gran masa de pobres, etc. Por otro lado, están las condiciones subjetivas las cuales se refieren al grado de conciencia del pueblo, esa conciencia de la necesidad de destruir el capitalismo y construir el socialismo como única forma de vivir en una sociedad justa. El grado de organización del pueblo, pues este no sólo debe tener conciencia, sino que también debe organizarse y luchar contra la burguesía, contra las injusticias laborales y las que vive día a día en el barrio o la colonia, por la presentación con vida de los detenidos desaparecidos y por la democracia popular.

Hoy retomamos nuevamente los aportes de Marx, Engels y Lenin y los aplicamos a nuestra realidad no como un dogma sino como una guía para transformar el mundo. Hoy es de suma importancia comprender nuestra realidad con la ciencia que estos revolucionarios nos han dejado, pues su vigencia se mantiene y mantendrá mientras sigue existiendo el capitalismo.

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