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IMSS-Bienestar: la pérdida dederechos laborales

Un viejo y conocido refrán dice “no hagas cosas buenas que parezcan malas” y parece que esto le queda “como anillo al dedo” a muchas decisiones de gobierno de la Cuarta Transformación. En esta ocasión hablaremos del cambio significativo en el sector salud-seguridad social que implica la creación del Instituto Mexicano del Seguro Social – Bienestar (IMSS-Bienestar).

No tocaremos lo relativo a la necesidad de centralizar las decisiones de tan importante rubro como es la Salud, pues es verdad, se necesita una planificación general de recursos, objetivos, tareas a realizar y no que el sistema de seguridad social esté disperso y atado a los intereses políticos locales.

La creación de IMSS-Bienestar parece un buen paso para poder regular de una manera más certera las problemáticas del sector, sin embargo, esto resulta en una labor titánica y como aquellos seres de la mitología griega, su propia grandeza y arrogancia puede volverse en su contra.

Sin embargo, también resulta de suma importancia observar ¿qué pasará con los trabajadores que serán incorporados al IMSS-Bienestar? ¿Cuáles serán las condiciones de su traslado? ¿Se respetarán sus puestos y materia de trabajo?

Por una parte, la creación de esta mega institución debe construirse bajo el principio de la basificación de todos y cada uno de los trabajadores del sector sea cual sea su labor: desde trabajadores de intendencia hasta el médico especialista; desde el camillero y el vigilante hasta el trabajador administrativo. Hoy en día, en todas las áreas del sector ya sea a nivel estatal o federal, existen trabajadores que llevan años y años sin estabilidad laboral y esto debe terminar. Cualquier otra situación sólo será perpetuar el neoliberalismo en materia laboral y basar el bienestar en la explotación y el desprecio por los derechos de los trabajadores.

Esto está muy presente en, por ejemplo, el Artículo 15 A de la Ley del Seguro Social la cual permite la contratación de servicios especializados según lo dicho en la Ley Federal del Trabajo en la reforma del 2021 la cual, reiteramos, no acabó con la subcontratación sino que acotó algunos aspectos y la volvió legal. Mantener esos aspectos de la Ley del Seguro Social no es más que neoliberalismo.

Por otro lado, la propuesta de tabular hacia abajo los salarios también es violatorio de toda regulación en el ámbito laboral. No pueden cambiarte así como así reduciendo el salario como se ha propuesto por parte de las autoridades y sí, se entiende que es necesaria la austeridad, pero ésta no debe estar basada en empeorar el salario y reducir derechos sino en golpear la explotación, en aumentar la recaudación fiscal a los grandes empresarios, en la expropiación de todo el sector farmacéutico, médico e incluso turístico que era propiedad de la nación vía el Seguro Social (vaya, hasta el Atlante era propiedad del Estado) y de todo aquel que estuviera involucrado en actos de corrupción o sabotaje contra la salud del pueblo. De ahí debe salir el dinero, de esa infraestructura construida a costa del pueblo, ya sea porque se construyó con dinero público y luego se privatizó, o porque es producto de la explotación de los trabajadores para el beneficio de unos cuantos.

Un aspecto que resulta bastante controversial en materia laboral es el hecho que las Condiciones Generales de Trabajo hayan sido entregadas al Tribunal Federal de Conciliación y Arbitraje únicamente por parte de la patronal, sin el aval de ningún sindicato. Este hecho, violatorio de los derechos de los trabajadores deja entrever que hay aspectos que no son benéficos para el trabajador y, al contrario, limitan sus derechos ganados, pues para nadie es un misterio que los trabajadores del Seguro Social son de los trabajadores con mejores condiciones laborales y un Contrato Colectivo de Trabajo (CCT) que debería ser ejemplo de otros.

Es decir, en lugar de equiparar hacia abajo, todos los trabajadores del país deberían aspirar a tener condiciones como las que actualmente tiene el CCT de los trabajadores del IMSS y ser esa la base mínima sobre la cual establecer las condiciones generales.

Otro aspecto que ha causado controversia entre la base trabajadora del sector es que estarán atados a la Ley Federal del Trabajo pero, al mismo tiempo, su trabajo corresponderá al apartado B del Artículo 123 Constitucional lo cual suena, por lo menos, confuso.

Al principio del sexenio de Andrés Manuel López Obrador, una de las tendencias del gobierno fue a equiparar todos los órganos y que estuvieran atados a las leyes correspondientes en materia laboral, es decir, que quienes estuvieran en el artículo 123 se vieran legislados por la Ley Federal de los Trabajadores al Servicio del Estado, pues resulta administrativa y políticamente complejo que andan rebotando de una legislación a otra, situación que el Estado, actuando como patrón, utiliza siempre para tomar lo más pernicioso o menos favorable de las legislaciones para golpear los derechos de los trabajadores.

Esto se trató de modificar de un modo que no es adecuado, pues la esencia del problema es la propia división de los trabajadores en dos apartados, negando incluso el principio de igualdad ante la ley y salarial. Recordemos que estos apartados no nacen con el Artículo 123, sino que es el propio desarrollo de la lucha de clases lo que va construyendo las modificaciones en la Constitución.

El apartado B nace en 1960 y en 1963 surge su Ley reglamentaria: la Ley Federal de los Trabajadores al Servicio del Estado. Este apartado fue una salida del gobierno de López Mateos para cumplir la demanda de los trabajadores del Estado de tener claridad respecto a su labor, darles algunas prestaciones superiores al tiempo que se limitaron el derecho a huelga, algunos aspectos sindicales, la unilateralidad al fijar los salarios, las condiciones generales de trabajo y catálogo de puestos.

Claro, esto se ha logrado cambiar en los hechos por la propia lucha de los trabajadores, pero el sentido de su creación fue claramente limitar los derechos laborales.

Por eso, es necesario que se elimine la división entre los Apartados A y B en un sentido progresivo, que se tomen los aspectos más favorables para los trabajadores en ambos apartados y que todos los trabajadores gocen de los mismos derechos.

Las dificultades administrativas del IMSS-Bienestar demuestran que la fusión del apartado A y B es una necesidad para los trabajadores, pero también para el mejoramiento de la propia organización del Estado pues facilitaría las cosas a nivel administrativo y dotaría de iguales derechos a todos los trabajadores.

IMSS-Bienestar debe ser un ejemplo de cómo las cosas podrían hacerse bien si existe voluntad política y no únicamente una necesidad efectista de mostrar logros a costa de los derechos del pueblo.

Para mejor seguridad social se necesita que los trabajadores del sector tengan todos sus derechos.

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