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 Inteligencias Artificiales

Entre la fascinación y la incertidumbre

Como si fuera una película de ficción de los años 80s, el avance de la tecnología ha sido tal y a un paso agitando que hoy es posible desarrollar programas como “Chat Gpt” “Dall-E2” y otros sin fin más de aplicaciones que permiten crear contenido visual (imágenes, textos, recetas, códigos, investigaciones y un largo etcétera) con mucha facilidad y rapidez.

Pareciera que hemos llegado a una nueva era donde este tipo de inteligencias podrían simplificar la vida, pero la realidad es muy lejana a que todas estas herramientas verdaderamente estén al servicio del pueblo, hoy día siguen muriendo millones de personas por enfermedades que ya son curables, siguen existiendo condiciones verdaderamente precarias en los trabajos más pesados como en la minería. Trabajos y condiciones de vida que podrían mejorar si verdaderamente se aplicara todo este avance tecnológico.

Y habría que preguntarse ¿Cuál es la finalidad de estas nuevas herramientas?

Desafortunadamente, no todo el desarrollo e innovación tecnológico está en las manos del pueblo trabajador, incluso en gran parte son empresarios los desarrolladores y propietarios de estos avances y los utilizan para diferentes fines, sin dejar de vista el interés de siempre llevarse una gran ganancia como el caso de Bill Gates que actualmente figura en la casilla número seis de los hombres más ricos del mundo. Cofundador de Microsoft su fortuna se ubica en 104.000 millones de dólares (según Forbes), además de ser socio de Open IA los desarrolladores de “Chat Gpt” quienes están peleando el mercado del internet, la computación y el comercio digital con sus principales adversarios Google y Amazon.

Estas pugnas burguesas por ver quién domina el mercado y ver quien desarrolla más las fuerzas productivas (nueva maquinaria, nuevos programas, división del trabajo, etc.), para obtener mayores ganancias, se han dado desde el inicio del capitalismo.

Por eso mismo nadie nos explica el secreto sobre toda esta “maravilla tecnológica”: por más hábil que ésta sea no se puede remplazar completamente al trabajador, ni de las fábricas, ni de las minas o de la propia comunicación; pueden servir para hacer más eficiente un proceso, la creación de algo, pero no pueden remplazar la condición esencial que sostiene al capitalismo: el trabajo asalariado, esta condición “natural” del sistema en el que vivimos impide irremediablemente el remplazo del trabajador por la máquina.

Conscientes de eso grandes empresarios como: Bill Gates, Jeff Bezos, Carlos Slim, Germán Larrea y toda la clase de burgueses en su conjunto, por mínima que pueda ser su plantilla laboral, siempre necesitan del trabajo humano para crear sus fortunas, pues unas de las leyes que rigen a este sistema social de producción capitalista es que: el trabajo humano y la naturaleza son la única fuente de creación de nuevos valores, es decir, nosotros al poner nuestra fuerza e intelecto en la creación de algo nuevo, estamos transformando la materia en un objeto determinado que va a guardar en su interior ese valor agregado; es natural que surja la duda  ¿Si las maquinas pueden producir por más tiempo, más mercancías y de manera más eficiente, porque no es remplazado el ser humano? Ante esta gran cuestión la respuesta es la siguiente: retomando la primer premisa y complementando que las maquinas son también producto del trabajo humano, por el cual guardan en su interior un valor agregado, las maquinas no pueden crear un valor nuevo, simplemente transfieren su valor al objeto que se esté creando, si bien pueden producir de forma más rápida y eficiente, no hay que olvidar que también para crear u operar una maquina por más autónoma que sea, ésta depende del trabajo humano.

Además, el valor de cada mercancía no es arbitrario y responde a otra ley de la producción capitalista: el tiempo socialmente necesario de producción, dicho en otras palabras entre más rápido se produzca una mercancía, más barata resultará y entre más tiempo tarde en ser producida más cara ser. Esta condición fundamental, determina en gran medida si es viable o no desarrollar las fuerzas productivas porque mantienen una relación directa con la ganancia que les obliga a producir más, vender más, pero ganar menos por artículo creado o  producir menos, vender menos pero ganar más por artículo creado; esa condición puede cambiar si el objetivo es dominar el mercado, porque quien produzca más en menos tiempo, será quien fije el precio de lo producido en el mercado, tomando temporalmente el control hasta que otro burgués lo remplace.

Estos procesos que son cíclicos y propios de la competencia entre explotadores que hacen del mundo un campo de batalla, donde los desempleados o mejor dicho el ejército industrial de reserva es obligado junto a los trabajadores asalariados a subordinarse al patrón para dar la batalla comercial a su competencia, donde no importa cuánto se contamine, cuánto se sobre produzca, ni cuánto se explote y mal pague a los trabajadores, si todos estos actos son por el triunfo del burgués y sus monopolios.

Es necesario sepultar el capitalismo y luchar por una sociedad que no tenga como bases la explotación del hombre por el hombre, sino una sociedad donde la “libertad” no se ofrezca como el poder elegir donde comprar los tenis, la ropa o la comida, sino que sea la libertad de decidir dónde trabajar, en qué, que estudiar y poder determinar nuestro futuro como sociedad, tomando las riendas de las empresas, de los medios de producción, satisfaciendo las necesidades humanas y no de los empresarios. Te invitamos a participar en la Organización de Lucha para la Emancipación Popular, para juntos construir la más amplia democracia popular y el socialismo, no la farsa democrática del capitalismo que dan la “libertad electorera”, que no rompe con las cadenas que oprimen al pueblo, que no libera a los trabajadores del yugo de sus explotadores, la verdadera democracia es en la que podamos elegir al camarada que sea el más consecuente, quien defienda nuestras intereses como trabajadores, quien sea nuestro referente y en quien podamos confiar las decisiones más importantes del país, esa democracia es por la que luchamos… Por una sociedad socialista, donde la dignidad se haga costumbre y se rompa con todo vestigio mezquino del capitalismo.

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