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Por un 8 de marzo proletario e independiente

8 de marzo, Día internacional de la mujer trabajadora. Una fecha nacida de la lucha por el socialismo para diferenciarse de las posturas burguesas y pequeño burguesas en boga a principios del siglo XX y que al día de hoy aún permean entre amplias masas de mujeres oprimidas.

Como integrantes de una organización marxista-leninista sabemos muy bien de la necesidad de luchar por los intereses inmediatos de nuestras hermanas de clase y de todas las mujeres que viven las distintas opresiones del capitalismo al tiempo que entendemos la necesidad histórica de arrancar de raíz el neoliberalismo, es decir, destruir el capitalismo y construir la democracia popular y el socialismo. Sabemos que esta será la única garantía para que tengamos una vida verdaderamente digna, sin explotación ni violencia hacia las niñas y mujeres.

Por eso, hacemos patente la urgencia de tener independencia de clase respecto a las luchas burguesas y pequeño burguesas que sólo utilizan nuestros problemas específicos como moneda de cambio. Ahora resulta que los partidos históricamente conservadores, los que agudizaron el expolio capitalista en contra de millones de proletarias y proletarios se visten de “feministas” y luchan por “romper el pacto” cuando ellos son quienes han forjado a sangre y plomo el pacto de violencia y explotación.

Son esos agrupamientos políticos quienes sólo defienden sus intereses, quienes no quieren que se les toque ni un centavo de sus ganancias y al verse limitados en ciertos aspectos, que no en todos, se lanzan al ruedo como leones hambrientos.

A ellos no les importamos las mujeres ni las niñas, ellos representan el oportunismo de derecha que usa las necesidades inmediatas de las masas de mujeres oprimidas como caballito de batalla en contra del actual gobierno federal.

Sin embargo, del otro lado tampoco podemos decir que se vele de manera total y completa por nuestros intereses. El agrupamiento político nada homogéneo que hoy está representado por la coalición electoral “Juntos haremos historia” (Morena, PT, PVEM) y sus aliados burgueses como Patricia Arizmendi busca atenuar en ciertos aspectos el expolio neoliberal mediante mayor recaudación de impuestos, frenar la corrupción y que de este dinero se fortalezcan los programas sociales.

Como marxistas-leninistas admitimos la lucha por reformas entendiendo que, aunque el reformismo sea completamente sincero, resulta en un instrumento de la burguesía para quitar independencia de clase al proletariado y dejarnos impotentes. Es decir, aceptamos la necesidad de luchar por mejoras inmediatas para nuestro pueblo pero siempre entendiendo que estas mejoras serán aisladas y limitadas mientras subsista el dominio del capital.

Estas contradicciones saltan a la vista en casos como el de las orientadoras comunitarias de Iztapalapa, mujeres que trabajaron durante meses en un programa social llamado “SiempreVivas” el cual supuestamente buscaba luchar contra la violencia hacia las mujeres; sin embargo, el programa no tenía ni pies ni cabeza, no se constituyó una metodología que sirviera y únicamente resultó en buenas fotos y en dar tarjetas de presentación de la alcaldesa Clara Brugada (¿como que esto suena a promoción electoral, no?).

Y no sólo eso, las orientadoras estaban subcontratadas, no tenían derechos laborales ni el respaldo de la alcaldía para realizar su actividad en medio de violencia y una pandemia, nada fácil la tarea. Las compañeras tuvieron diversos incidentes y, al final, todas fueron despedidas alegando que “ya acabó el programa” y cual empresa facturera la alcaldía cambió el nombre del programa y busca iniciar nuevas contrataciones, además de que ya se anunció que el programa será federal porque la “4t es feminista” y Clara Brugada ejemplo de lucha en favor de las mujeres, en palabras de Olga Sánchez Cordero.

Este caso es sólo un botón de muestra de lo que sigue ocurriendo en el actual gobierno y en sus distintos niveles: se busca defender derechos pisoteando los derechos de los trabajadores utilizando formas neoliberales como la subcontratación o las ficciones legales. Ante esto nosotras decimos ¡Sin justicia laboral no hay transformación!

Con esto queda manifiesto que las reformas no atienden los problemas de fondo de la violencia y explotación pues no es suficiente con luchar contra la corrupción, no es suficiente dar programas sociales (que tampoco llegan a todas las mujeres), no es suficiente con promesas de bienestar y menos cuando se violan los derechos laborales de otras mujeres.

Por eso nosotras somos claras: somos marxistas-leninistas, luchamos por la democracia popular y el socialismo. Somos independientes política, ideológica y económicamente de los neoliberales y los reformistas; ambas caras de la misma moneda que usan de manera oportunista nuestros infortunios para sostener el capitalismo y sus intereses de clase.

Por eso este 8 de marzo lanzamos nuestras propias consignas, que parten del Programa Mínimo de Lucha de la OLEP:

1.- Libertad inmediata de Asunción Gómez Sánchez y de todas y todos los presos políticos del país.

2.- Reinstalación y justicia laboral para las trabajadoras injustamente despedidas de la Academia Mexicana de las Ciencias; de las orientadoras comunitarias de la alcaldía Iztapalapa y de las trabajadoras y trabajadores de BookMart.

3.- Contra toda forma de subcontratación y flexibilidad laboral que limiten los derechos laborales.

4.- Garantizar a las niñas y mujeres víctimas de la violencia el acceso a la justicia y el fin de la impunidad.

5.- Legalizar el aborto en todo el país y otorgar la libertad inmediata e incondicional a todas las mujeres presas por abortar.

Nosotras luchamos junto a nuestros hermanos de clase y todo el pueblo organizado; somos conscientes de las diferencias que existen pero también que todas y todos somos miembros de la misma clase: la clase proletaria y sólo la democracia popular y el socialismo nos darán una vida verdaderamente digna, sin violencia ni explotación. ¡Viva el 8 de marzo proletario y combativo! ¡Vivan las mujeres trabajadoras!

¡Contra la explotación y la violencia hacia las niñas y mujeres; resistencia, organización y lucha por el socialismo!

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