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Por una trasformación de verdad

Andrés Manuel López Obrador dice encabezar la cuarta trasformación. Dice que en México han existido tres anteriores: la Independencia, la Reforma y la Revolución, pero si comparamos esta trasformación con las tres anteriores, es evidente que ésta no ha trasformado en la misma profundidad y extensión lo que sí trasformaron las otras tres y que por eso se conocen como la revolución de Independencia, la guerra de Reforma y la Revolución.

En primer lugar los tres acontecimientos anteriores a la llamada cuarta trasformación dieron origen a una nueva Constitución, a un nuevo marco legal que expresaba la necesidad de romper con las relaciones sociales de producción feudal y semifeudal que ataban el desarrollo de las fuerzas productivas, relaciones sociales que impedían también la conformación de la clase burguesa nacional como la dominante de la vida económica, política y social del país.

La burguesía revolucionaría en esos momentos históricos, y democrática en 1910, fue la clase que subordinó o derrotó los esfuerzos populares que pretendían ir más allá de la dominación burguesa o que tenían ideas más avanzadas. Así pues como parte de la fuerza del pueblo en armas se escribió la Constitución de Apatzingán en 1814, aun antes de ganar la independencia, se redactaron las leyes de reforma, se estableció la Constitución de 1857 y posteriormente la de 1917.

Las nuevas Constituciones sirvieron para revolucionar los tres poderes: ejecutivo, legislativo y judicial. Fueron procesos profundos, ningún poder establecido quedó sin tocarse, pues todos fueron barridos por esos procesos e instituidos con nuevas personas, los constituyentes eran de diversas profesiones, los generales o mandos militares, nunca fueron los de carrera, esos procesos de revolución trasformaron instituciones, personas y expresaban la conciencia más revolucionaria o democrática de sus tiempos.

Todos estos procesos históricos tuvieron, además, otro elemento fundamental: el pueblo en armas, el pueblo organizado enarbolando sus banderas.

Y no es que apelemos a la violencia de las masas, pero si algo ha perdido este actual gobierno es el respaldo del pueblo organizado en torno a un programa definido de acción, ha renunciado a la fuerza del pueblo organizado para barrer de los tres poderes a los representantes de lo más conservador y retrograda que tiene ahí sus guaridas.

Es más este gobierno ha decidido no pelear, con esos poderes conservadores y retrógradas, los ha mantenido intactos con sus sueldo y prebendas…comparado este gobierno con los procesos históricos de los cuales dice es su continuidad, esta no es una trasformación de verdad, es algo así como un intento tibio de trasformación que deja viva la cabeza de la serpiente que lo terminará por deglutir, porque repetimos ha renunciado a la fuerza del pueblo organizado y movilizado en la defensa de sus intereses inmediatos.

De los tres procesos históricos ninguno salió amigo de las fuerzas armadas que se les opusieron, los militares de carrera siempre fueron los más conservadores y reaccionarios, siempre se opusieron a las propuestas más revolucionarias, incluso Allende y Aldama se opusieron a Hidalgo e Iturbide traicionó el pacto con Vicente Guerrero.

Pocos militares de carrera fueron revolucionaros, Leandro Valle, héroe de la guerra de reforma, lo fue, pero fue una excepción como lo fue Felipe Ángeles, la regla fue Miguel Miramón (fusilado al lado de Maximiliano), Victoriano Huerta y muchos más como ellos, asesinos del pueblo que buscaba mejores condiciones de vida.

Ni las leyes quedaron intactas ni los ejércitos, así tampoco el poder judicial ni quienes fungieron como los representantes del “orden establecido”.

¿En verdad se ha logrado la revolución de las conciencias? ¿Cómo medir la profundidad y la extensión de ese hecho? Si la medida son los votos en la Ciudad de México hubo un retroceso de las conciencias, ya que en la mitad de las alcaldías perdió Morena y, así mismo, esa supuesta revolución no derrotó al abstencionismo.

Los mismo pasó en diferentes estados de la república donde no ganó Morena y en otros más donde quienes ganaron por ese partido son ilustres políticos que han robado el erario público y son represores del pueblo.

Si el pueblo no sale masivamente a la calle a defender sus derechos, si el pueblo no denuncia masivamente al corrupto e incluso si se permite la represión contra el pueblo que sí lo hace bajo el argumento de que no es cometido el acto por el gobierno federal y para no pelear con los diferentes gobernadores se sacan fotos con los más represores… ¿cómo medir esa supuesta revolución de las conciencias?

¿Cómo medir la profundidad y la extensión de la trasformación? ¿Sólo por el número de beneficiados por los diferentes programas federales?

Que conste, estamos comparando esto que llaman trasformación con el parámetro que su principal dirigente ha puesto como punto de comparación.

En otro tema: la opulencia no se ha moderado, pues la riqueza de los millonarios, creadores, ejecutores y beneficiarios del neoliberalismo crece y crece en mucho mayor proporción que el bienestar del pueblo. Slim agradece a López Obrador y Larrea no lo condena, ¿cuál sería la razón si continúan incrementando sus fortunas?

¿A cuatro años de gobierno se puede hablar de trasformación? Las reformas al capitalismo se pueden vivir y entender de dos maneras: como un respiro que atenúan la opresión y explotación cotidiana o como la prolongación de la agonía de las clases explotadas.

Desde nuestra práctica política y desde la experiencia historia del pueblo trabajador y explotado no se puede hablar de transformación sino se plantea la trasformación del sistema económico y social capitalista.

¡Contra el despojo, la represión y la explotación; organización, resistencia y lucha por el socialismo!

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