Reserva o “paraíso” inmobiliario
Demasiado bonito para ser real
EL 22 DE MARZO DE ESTE AÑO se emitió en el Diario Oficial de la Federación un decreto para la creación del área natural protegida con carácter de Área de Protección de Recursos Naturales en el Lago de Texcoco. Dicho polígono abarca 14,000.38 hectáreas y se encuentra entre los municipios de Texcoco, Atenco, Chimalhuacán, Ecatepec de Morelos y Nezahualcóyotl. Como ya lo hemos dicho en varios artículos del periódico, esto se logró con la lucha del pueblo por defender su territorio de las manos macabras de los empresarios que esperaban obtener grandes ganancias del ahora inexistente Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (NaIcM).
También hemos dicho que el gran negocio detrás del NaIcM era la aerotrópolis, pues los grandes aeropuertos necesitan estar rodeados de infraestructura para el comercio internacional (bodegas, tiendas, hoteles, restaurantes, etc.). Con esto en mente la depredación por los terrenos comenzó mucho antes de 2014 (fecha en la que se anunció la reanudación de las obras del aeropuerto).
El inicio de la gran compra de las tierras aledañas al exlago de Texcoco inició en octubre de 1999. El entonces gobernador del Estado de México Arturo Montiel y después Enrique Peña Nieto, se dedicaron a adquirir terrenos y parcelas cercanas al extinto NaIcM a través de operadores priistas y prestanombres. En ese tiempo los integrantes del Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra de Atenco denunciaron que quienes emprendieron la compra fueron personajes como Alejandro Ozuna Rivero, secretario general de gobierno en la actual administración de Alfredo del Mazo, Rafael Robles Nava y Valentín Aguilar, entre otros. También, dice, participaron empresarios como Juan Armando Hinojosa Cantú, Ricardo San Román, Luis Ernesto y Anuar Maccise, Roberto Alcántara Rojas, Carlos Peralta Quintero, Alfredo Miguel Afif y Carlos Hank Rhon.
Esta especulación y acaparamiento de las tierras se convirtió en un campo de batalla, pues como vemos grandes intereses económicos estaban y siguen presentes en el oriente del Estado de México, esto ha traído como consecuencia la descomposición en el tejido social. El caso más evidente es el ocurrido recientemente, cuando el 20 de abril de este año el grupo conocido como los “oaxacos” agredió a los vecinos de Atenco, para después tomar la presidencia municipal y la carretera federal Texcoco-Lechería. Todo para, según ellos, “defender la tierra” e impedir que tierras ejidales tengan el estatus de ANP, pues saben que eso impedirá que sean vendidas a los especuladores inmobiliarios. Esto no es nuevo, no es la primera vez que ocurre, este grupo fue creado para amedrentar y crear miedo en la población,y evitar que ésta se organice y defienda sus tierras frente a diferentes empresas.
Por poner un ejemplo de la voracidad de las inmobiliarias tenemos a la empresa ARA, que fue denunciada por pobladores de Santa Isabel Ixtapan, donde el Grupo Aeroportuario de la Ciudad de México despojó a sus propietarios de más de 500 hectáreas de tierras de cultivo en los parajes de Xalapango y El Paraíso, con el objetivo de utilizar las tierras para unidades habitacionales. Pese a las denuncias de los pobladores, los gobiernos municipales han permitido que esto siga ocurriendo, que sigan contaminando los ríos del oriente y beneficiándose del dinero
público. Un ejemplo de esto último ocurrió con la Unidad Habitacional San Javier y la construcción del parque conocido como la Alameda en Texcoco, donde se supone que dicha obra debió ser pagada por la constructora ARA, pero que al final se pagó con recursos públicos.
Desde su creación en 1977, la inmobiliaria Casas ARA fundada por los hermanos Germán y Luis Felipe Ahumada Russek, quienes se han dedicado a defraudar y explotar a miles de familias trabajadoras que buscan un hogar digno en donde vivir, pero que se han encontrado con casas defectuosas, materiales de baja calidad, despojo de tierras, contaminación ambiental, etc., utilizando al INFONAVIT, FOVISSTE y otras dependencias para amasar su fortuna.
Esta empresa ha sido denunciada a lo largo y ancho del país, por casos de corrupción, por despojo de tierras y por brindar a sus trabajadores condiciones horribles de trabajo, llegando a no pagar el salario a su personal. Aún con esos antecedentes, en la zona norte del municipio, se está gestando un proyecto urbano de 8,000 a 15,000 casas. Para ello han utilizado las lagunas que existen en las leyes para aprobar el cambio de uso de suelo. Han utilizado figuras jurídicas como el Comité de Planeación del Desarrollo Municipal, que en teoría debería estar conformado por pobladores del municipio, pero como es conocido, sus integrantes están conforma- dos “a modo”, para beneficiar y aprobar todo lo que puedan en beneficio de la empresas ARA, BETA, HIR, HOGAR, HOMEX, etc.
Esto seguirá provocando la creación de grupos como los “oaxacos”, personas sin escrúpulos, que nos les importa nada y que trabajan con total impunidad para seguir ofreciendo en charola de plata los recursos naturales a las grandes empresas. Esta es una fórmula que el movimiento social conoce muy bien y que en épocas de Cuarta Transformación supuestamente no deberían existir, porque esas prácticas son del neoliberalismo, de esa minoría rapaz que mata, desaparece, encarcela, para lograr sus objetivos. Por eso es necesario que el pueblo de manera organizada luche por la tierra, el medio ambiente y el socialismo.
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