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Revolución o retroceso de las conciencias

El avance de la conciencia política del pueblo se expresa en el avance de su organización, de su claridad política respecto a sus intereses inmediatos e históricos como clase trabajadora y en el aprendizaje e implementación de las formas de lucha que el momento histórico exige para la superación del capitalismo y la construcción de la democracia popular y el socialismo.

Hablar de revolución de las conciencias con base en el número de beneficiados por los programas federales, únicamente con base en la selección de los candidatos a puestos de gobierno por medio de encuestas, o a la selección de gobernantes sólo expresa una limitada concepción de lo que significa la palabra revolución y de la conciencia que se pretende trasformar o revolucionar.

¿Se puede decir que hay revolución de las conciencias cuando se acepta mansamente que políticos que vienen del PRI, del PAN, del PVEM y otras agrupaciones se incorporen al Morena?

¿Se puede hablar de revolución de las conciencias cuando los programas de ayuda social desmovilizan a quienes los reciben y se vuelve recibirlo un argumento para no luchar?

¿Se puede hablar de revolución de las conciencias cuando las actividades del partido morena dejan de hacerse de manera voluntaria y las actividades se convierten en el medio para aspirar a puestos y salarios altos?

¿Se puede hablar de revolución de las conciencias cuando para recibir los programas sociales se exige al pueblo desorganizarse para ser atendido individualmente?

Si entendemos revolución como un cambio profundo en este caso en la consciencia del pueblo, ¿con base en qué ejemplificar que se dio ese cambio?

El actual gobierno plantea que un termómetro para determinar esa supuesta revolución de las consciencias es que el PRI y el PAN no regresen al poder federal y pierdan día con día más gubernaturas y curules en las cámara de diputados y de senadores. Sin embargo, la realidad y el pueblo sabe que el PRI y el PAN están regresando al poder ahora disfrazados de Morena y pongamos ejemplos, ya mencionados: el gobernador de Chipas Rutilio Escandón Cadenas, un morena que venía del Partido Verde Ecologista de México, un Cuauhtémoc Blanco, gobernador de Morelos, candidato de Encuentro Social y reciclado por Morena, de los actuales que se suben jubilosos al barco de Claudia Sheinbaum, tenemos a Eviel Pérez Magaña funcionario durante el gobierno del asesino gobernador de Oaxaca Ulises Ruíz Ortiz del PRI y a Mariana Benítez Tiburcio  cercana colaboradora de Jesús Murillo Karam en la Procuraduría General de la República.

Al parecer quienes sufren efectos de la revolución en sus consciencias son los expriistas, expanistas y arribistas que saben que subirse al barco de Morena les garantiza continuar viviendo del erario público y sirviendo a la gran burguesía monopolista trasnacional…el pueblo es sabio cuando dice que los priistas y panistas “inteligentes” ya están en Morena.

No se puede hablar de revolución de las conciencias cuando ningún suspirante a gobernar representa otra cosa que no sea la continuidad del capitalismo como sistema económico y político de sociedad, no se puede hablar de revolución de las consciencias cuando se busca adormecer las mismas con mentiras como aquella de que la explotación del trabajador no existe en México y que la explotación no es la fuente de la riqueza de ladrones, criminales burgueses como Alonso Ancira, Salinas Pliego o Germán Lerrea.

¿Cómo hablar de revolución de las consciencias si no se cuestiona de manera científica el origen de la desigualdad para así proteger a la clase social responsable de la imposición de su dominación económica, política, militar, cultural?

¿Será que votar por la candidata del Morena exprese la revolución de las consciencias o tan sólo exprese la necesidad sentida del pueblo de no empeorar en sus condiciones materiales de vida?

No existe la llamada revolución de las conciencias, en todo caso vemos la evolución de la conciencia burguesa expresada en el pueblo y el retroceso de la conciencia del pueblo cuando deja de organizarse y deja de luchar, pues sólo esperan que por gracia del gobierno se les otorgue la ayuda económica, ahora constitucional.

La conciencia burguesa se expresa en el pueblo cuando éste justifica la existencia de la clase burguesa, de los patrones como una necesidad para poder vivir, cuando adormecidos desde el poder ejecutivo creen que hay empresarios buenos como Carlos Slim que sigue hinchándose en dinero mientras le aplauden por su supuesta generosidad.

No hay revolución si incluso las bases del Morena no cuestionan y no luchan de manera organizada contra las políticas neoliberales que siguen existiendo y determinando las relaciones laborales, por ejemplo. No existe revolución de las conciencias si las bases del Morena no rescatan lo que queda de su partido de los representantes más nefastos del neoliberalismo, no hay revolución de las conciencias si se deforma la historia de México para exculpar a las fuerzas armadas de su responsabilidad intelectual y material en los crímenes cometidos contra el pueblo.

Definitivamente, no, no hay revolución de las conciencias, muy por el contrario, al parecer este intento de trasformación vuelve a su cauce “natural”, a la conciencia neoliberal; está en nosotros, pueblo que no se desorganizó, que lucha y resiste el embate ideológico pequeño burgués y liberal alzar la bandera del proletariado y sus ideas de democracia popular y socialismo como una posibilidad de revolucionar la forma de vida material de millones de personas y también de sus conciencias.

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