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Reformas, clase trabajadora y reacción

Reforma tardías al capitalismo neoliberal y sin sustento en la movilización popular, esas dos características generales tienen todas las reformas a la Constitución que propuso el 5 de febrero del presente año el jefe del ejecutivo.

Frente a este paquete de reformas y en contra de ellas, quien sí se movilizó el 18 de febrero fue la parte más reaccionaria de la clase burguesa, sus agrupamientos políticos empresariales y su base política.

Como ya lo hemos afirmado en diferentes números de nuestro periódico, quien se oponga a las leves mejoras hacia la clase trabajadora, se equivoca o tiene mentalidad burguesa; pero también hemos afirmado que creer o pensar que esas leves mejoras destruyen el capitalismo, es un grave error que subordina a la clase trabajadora a los intereses de la burguesía monopolista trasnacional.

La clase trabajadora y sus destacamentos proletarios nos encontramos entonces frente a dos políticas: por un lado, a la política reformista que intenta subordinar a la clase trabajadora a los intereses económicos y políticos de la burguesía monopolista trasnacional, por medio de reformas que permitirán una mejora en algunos aspectos de la clase, como en el aspecto de apoyos sociales, aumento salarial y pensiones. Dando así continuidad a lo que han llamado Estado de “Bienestar”. Y, por el otro, a la política reaccionaria y fascista de los agrupamientos políticos y empresariales de la misma burguesía monopolista trasnacional que hoy se disfraza de sociedad civil para ocultar al PRI, PAN, PRD y a sus intelectuales como Enrique Krauze, desacreditados frente a millones de mexicanos por su entreguismo al imperialismo norteamericano, principalmente y su neoliberalismo criminal.

Estas dos políticas se expresan, además, en medio y con pretexto de la campaña electoral por la presidencia, diferentes gubernaturas, presidencias municipales y una parte del poder legislativo a nivel local y federal.

Desde nuestro punto de vista, los diferentes agrupamientos políticos de la clase proletaria que conformamos el movimiento popular caeríamos en una trampa si entramos en el dilema de apoyar una u otra política, y si subordinamos nuestra actividad al tiempo electoral, en lugar de aprovecharlo para fortalecernos desde la independencia política e ideológica, pues a final de cuentas terminaríamos subordinados a la lucha política entre diferentes expresiones de la clase burguesa y de la pequeña burguesía, donde los intereses históricos del proletariado: la superación del capitalismo y la construcción de la democracia popular y el socialismo quedan enterrados.

Esto no quiere decir que no aprovechemos este momento político álgido para dar a conocer nuestras propuestas políticas, para mantener y ampliar la agitación y propaganda y sobre todo para intentar construir la organización de la clase trabajadora con métodos proletarios: movilización política constante y organización para luchar por la democracia popular y el socialismo sin dejar de lado la lucha las demandas inmediatas del pueblo que organizamos y cuya movilización impulsamos.

Además, este es un buen momento para analizar las diferentes propuestas y postulados de los diferentes agrupamientos políticos burgueses y pequeño burgueses; analizarlos para desnudar su esencia que justifica o encubre la explotación, la opresión, el aumento de las ganancias de los empresarios, la insuficiencia de los programas de gobierno para dar vida digna al pueblo, la militarización y la paramilitarización del país, el control social y territorial mediante el terror, la subordinación económica al imperialismo norteamericano y otros problemas que no se han resuelto y que no se podrán resolver en otros seis años más de morena en el poder ejecutivo si continúan reciclando al priismo, panismo, verdes ecologistas y perredistas convertidos mágicamente al “humanismo” mexicano con tal de seguir viviendo del erario público y de las canonjías que ejercen al representar algún poder por muy pequeño que éste sea.

Sin dejar de reconocer las mejoras a la vida inmediata de nuestro pueblo, debemos exponer los límites e insuficiencias de dichas mejoras para ir más allá, para plantear la pertinencia de la necesidad histórica de la construcción de la democracia popular y el socialismo.

Sin dejar de denunciar lo que mediatiza la consciencia anticapitalista de las amplias masas debemos denunciar a esos agrupamientos políticos fascistas, retrogradas y reaccionarios, quienes; además, son el enemigo inmediato de la clase trabajadora, no así el histórico, pues ese es la clase burguesa monopolista trasnacional que hoy por hoy continua impune y acumulando grandes ganancias a costa de la explotación de la clase trabajadora.

Entre el reformismo y la reacción, así caminamos los diferentes agrupamientos proletarios dando la batalla ideológica y política; por medio de la movilización, la agitación y la propaganda; escribiendo, imprimiendo, repartiendo y discutiendo nuestros diferentes medios de comunicación popular y sobre todo manteniendo el contacto con el pueblo que día a día vive las contradicciones del sistema económico capitalista y necesita organizarse y luchar para lograr una vida digna.

¡Contra el despojo, la represión y la explotación; resistencia, organización y lucha por el socialismo!

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