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Pueblo mágico en Veracruz

Turismo rapaz

DESDE EL AÑO 2008 se empezaron a implementar en Orizaba, Veracruz, políticas públicas tendientes a impulsar el turismo, la ciudad entró en el programa federal de Pueblo Mágico, programa en el cual se destinan recursos públicos a localidades con manifestaciones socioculturales que la hacen susceptible de aprovechamiento turístico. Fue así que empezó la remodelación de calles y de edificios antiguos con gran valor histórico y arquitectónico, así como servicios para propiciar la reactivación económica a través de recorridos turísticos, alimentación y hospedaje a los turistas. Se empezaron a realizar festivales culturales, se construyeron mercados artesanales, un teleférico y se empezó a promover la ciudad para incluirla en los circuitos turísticos del país. Los montos de inversión han sido de miles de millones de pesos.
Desde luego, se modificaron las leyes municipales y se aprobaron los decretos de urbanización que no son otra cosa que la triquiñuela legal para el despojo neoliberal, pues empezaron a subir los impuestos, el predial, el agua, la recolección de basura y, por supuesto, sólo los propietarios ricos podían pagar dichos tributos, el pobre no. Es aquí donde viene el despojo, pues fue así que los ricos empezaron a hacerse de los terrenos y casas que se encontraban en manos de los pobres, lo que generó un crecimiento de actividades inmobiliarias. Además, el valor del suelo se incrementó y por consiguiente rentar una vivienda en el centro de la ciudad resultó imposible para muchos, lo que ocasiono que muchas personas tuvieran que trasladarse a rentar viviendas más baratas incluso fuera de Orizaba, a municipios como Río Blanco, Nogales o Mariano Escobedo donde se vive con la zozobra de la inseguridad.
Inmobiliarias foráneas han comprado edificaciones de la ciudad para volverlas spas, restaurantes u hoteles boutique. Personas acomodadas aparentemente de clase media, clase media alta y extranjeros son los nuevos propietarios e inquilinos de muchos inmuebles en el centro de Orizaba. Se han construido espacios deportivos y gimnasios a los cuales no puede tener acceso el pueblo, pues se necesita una membresía anual para tener acceso a dichos espacios que antes eran públicos. Podemos decir que ha habido desde 2008 un desplazamiento gradual de la población local de bajos recursos económicos.
Pero, ¿qué hay detrás del mejoramiento en la infraestructura urbana? ¿Qué hay tras el arreglo de las calles? ¿Quién se ha beneficiado del proyecto: los empresarios o los trabajadores? ¿Qué intereses de clase se mueven en torno al proyecto? Veamos, el mejoramiento de la ciudad de Orizaba, de su infraestructura urbana bajo estos esquemas no es otra cosa que ir creando el escenario para desarrollar una zona propicia para la inversión de capitales, donde el empresario local y trasnacional es el que se ha beneficiado más con este tipo de proyectos. En segundo plano, también el pueblo orizabeño se beneficia de algunas obras como la pavimentación de calles y alguna que otra obra pública eso no se discute, lo que se cuestiona aquí es que si los empresarios impulsan estos servicios y obras públicas no lo hacen pensando en el pueblo orizabeño, de él ni se acuerdan. De hecho los empresarios, siguen explotando y pagando salarios miserables y precarizados a las clase trabajadora de Orizaba y la región, su salario es igual de miserable que el de otros trabajadores en otras ciudades. El empresario le sigue royendo los huesos al pueblo y se paladea de lo lucrativo que ha resultado para él dicho proyecto, el trabajador de la región sigue hundido y pobre. Además cargan con a sus espaldas el costo de la crisis y el incremento en los precios del huevo, el frijol, la leche, las frutas, el pasaje, el combustible y las medicinas. Por lo tanto, es el empresario quien se ha beneficiado más con la ejecución de estos proyectos y con las obras que se construyen en la ciudad con recursos públicos. El empresario es dueño de las inmobiliarias, de los hoteles; el dueño de los restaurantes, los servicios turísticos. Sólo se benefician las familias ricas de la ciudad: los Diez, los Chaín, los Rojí, los Castelán, los Shettino, los Zairick, y demás influyentes empresarios trasnacionales y locales.
También debe decirse que se hacen obras donde conviene hacerlas, los turistas quedan deslumbrados de ver el aspecto de la ciudad, pero no ven las colonias proletarias ni la miseria de éstas, y esta es la finalidad que persigue el gobierno municipal al hacer estas obras, impresionar y deslumbrar, pero esto no modifica de raíz la realidad, basta con salirse de la ruta gastada de los turistas y se verá el reverso de la moneda, el otro Orizaba, el de las colonias proletarias. El de la Colonia Modelo por poner tan solo un ejemplo, donde la gran mayoría de sus colonos son pepenadores, viven del reciclaje; donde se busca la comida en los basureros y viven franeleros, chicleros, vendedores de flores, de comida, que también son seres humanos. Ellos son corridos de los restaurantes de lujo y de las plazas comerciales de los ricos, mientras los barrios miserables en Orizaba no han dejado de existir. Lo que hace la burguesía es ocultarlos bajo la alfombra, pero no se necesita caminar mucho para hallarlos.
Antes de la ejecución del proyecto neoliberal de Pueblo Mágico, cientos de humildes de trabajadores ambulantes dependían por completo de la venta de sus productos en la calles de Orizaba. Les bastaba una canasta de frutas, o una mesa para vender sus flores, sus frutas u otra mercancía para hacerse vivir, otras dependían de un comal para vender memelas. Todo esto no lo tomaron en cuenta los perfumados del gobierno municipal, en especial el alcalde de la ciudad Juan Manuel Diez Francos cuando inicio el proyecto de despojo e incluso llegó a decir que las canasteras daban mal aspecto a la ciudad en referencia a las trabajadoras ambulantes de origen indígena provenientes de Zongolica que vendían sus productos por toda la ciudad. Al perfumado alcalde sólo le importaba arrebatarles su fuente de vida, para él era un “bochornoso espectáculo” que ofendía su delicado sentido estético. Los ricos de la ciudad se escandalizaron del comercio rústico y lo declararon vergonzoso, no aprobaron otro comercio más que el establecido, o el de los supermercados, esa es la mentalidad del empresario. Mas detrás de todo eso se ocultaban los intereses y ganancias que les dejaría el turismo en Orizaba.
Lo anterior motivó que le declararan la “guerra” a quienes vivían de esa humilde manera, así entraron en acción las jaurías de policías municipales que mediante operaciones caían como energúmenos sobre el humilde; sobre el pobre que se encontraba vendiendo aguacates, frutas, flores, cacahuates, semillas, y toda clase vendedores ambulantes. No les importó macanear a las mujeres, a los ancianos y a los niños que llevaban en sus espaldas, les robaron sus mercancías, y los privaron de su libertad. Actualmente, las canasteras de la sierra de Zongolica viven y trabajan bajo la zozobra de ser denunciadas por el inspector de comercio y de ser arrebatada su mercancía. De hecho, todos estos atropellos laborales son espectáculos muy frecuentes en esta ciudad.
¿Qué hacer ante estas condiciones de despojo y mercantilización del paisaje y de los recursos naturales y culturales en la ciudad de Orizaba? Como pueblo debemos luchar contra estos proyectos neoliberales y rechazarlos, para eso es necesario organizarse, formar organización popular, hacer uso del derecho a la protesta para obligar al gobierno a bajar los impuestos y a que se aperturen los espacios que son públicos. Además, se deben demandar mejores condiciones laborales para todos los trabajadores de la región de Orizaba.
Luchar contra los proyectos de despojo del neoliberalismo que afectan nuestras vidas es luchar contra el capitalismo raíz de todos los males del pueblo. Sólo con el socialismo y la democracia popular podemos tener una vida digna, un salario justo y se acabarán los desplazamientos de una población por otra.

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